A. La felicidad
La felicidad de los niños es sin duda la primera cosa que hemos notado. Después de haber visitado el barrio de chabolas donde vivían, entendemos mejor su entusiasmo y felicidad de vivir en la Ciudad de los Niños.
Todo está organizado para que se sientan bien, y que puedan criarse en buenas condiciones. Están rodeados de gente con buena voluntad (asistentes sociales, voluntarios, religiosos) y se les responsabiliza mediante juegos y clases.
Los niños van al colegio del lunes al sábado hasta las dos de la tarde. La escuela (primaria y liceo) está ubicada enfrente del orfanato y recibe otros alumnos de los alrededores.Por la tarde, los más pequeños juegan, hace deporte mientras los más grandes aprenden distintos oficios y participan en la vida de la Ciudad.
Por lo que hemos podido observar, los alumnos son muy disciplinados y las actividades se hacen sin ningún problema.
De hechos, varios niños nos han comunicado los felices que son de estar en la Ciudad. Parecen darse cuenta de la suerte que tienen.
B. La educación religiosa
Los valores que se transmiten a los niños no siempre son fáciles para ellos ya que vienen de zonas donde el respeto y el orden no so evidente. Se transmiten pues a través de la educación religiosa.
Un grupo de siete hermanos capuchinos, con ayuda de algunas hermanas, se ocupan de la educación de los niños. Se les pide que recen antes y después de cada comida y que vayan a la iglesia todos los domingos. Se celebra la misa en la capilla del orfanato donde los niños pueden ir con su familia.
El hermano Hugo Morales aprovecha esta misa para reunir a los padres y organizar reuniones de información.
C. La implicación de todos en la vida de la Ciudad
Este es un punto importante para el hermano Hugo Morales. Así se construyo la Ciudad de los Niños y así continuara de desarrollarse.
Los padres no tienen que descargarse de sus niños dejándoles en la Ciudad. Para entrar, los padres o gente cercana tienen que hacer trámites para que los niños tengan papeles (es la primera condición para acoger a los niños) y que vayan a una visita medica. Se solicita a menudo a los padres que a veces trabajan en el orfanato para ayudar (especialmente en las cocinas).
Cuando las relaciones con las familias, los padres o la gente cercana tiene que venir cada fin de semana visitar a su niño. Un fin de semana de cada dos (y durante las vacaciones) el niño tiene que volver a su casa.
El hermano Hugo Morales no quiere que los niños rompan su relación con la familia. Es esencial para el que mantengan esa relación y que no olviden sus orígenes. La misión de la Ciudad no es desarraigar los niños de las chabolas sino proponerles una alternativa para que puedan integrarse en la sociedad.
Este contacto con las familias depende de las relaciones entre el niño y sus padres. El hermano Hugo Morales nos contaba como muchos de los niños de la Ciudad han sido maltratados (hasta torturados y violados) ante de ser acogidos. En estos casos, evidentemente los niños ya no están en contacto con sus familias.
Además de los padres, son los niños los más implicados en la vida diaria de la Ciudad...
Después del colegio, cada uno trabaja para el orfanato. Algunos hacen el pan para el día siguiente, otros se ocupan de los animales, de los jardines, de la cocina,… Otros limpian la casa, se ocupan de la cafetería o arreglan muebles.
El hermano Hugo Morales considera que los niños tienen que actuar como si estuviesen en su casa y participar en las tareas diarias. Es una manera de responsabilizar a los niños pero también de ensenarles un oficio (panadero, albañil, mecánico, cocinero, etc.). Algunos niños pasados los dieciocho años se quedan en el orfanato (es el caso de Alexander cuya familia hemos ayudado) y deciden quedarse para trabajar o ensenar el oficio que han aprendido a los mas pequeños.
El hermano Hugo Morales no quiere que los niños olviden la suerte que tienen de estar en la Ciudad. Los niños lo quieren mucho pero es muy exigente y puede ser intransigente cuando un niño no se involucra en la vida de la Ciudad o le falta respeto a alguien.
Por presentar un ejemplo que nos ha contado, cuando un niño tiene por debajo de 13 de nota media, se le envía a su casa para una o dos semana. Cuando vuelve y se da cuenta de la suerte que tiene se pone de nuevo a trabajar. Esta regla no se aplica a los alumnos con dificultades psicológicas y a quien se les da un seguimiento especial.
Con este rigor y estos principios, el hermano Hugo Morales ha conseguido dar al orfanato una nueva vida. Así consigue que esto niños estén felices mientras adquieren los medios para marcharse de su entorno social de origen